No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy

A lo largo del año, nos encontramos con tareas incómodas, tediosas, aburridas o pesadas que hacer. ¿Y qué es lo que hacemos con más frecuencia? Decirnos, ya lo haré en otro momento; lo haré cuando tenga tiempo; de mañana no pasa…

Bien, ahora que estamos en pleno verano, seguro que nos tomaremos unos días de descanso. ¿Por qué no aprovechar alguno de esos días para hacer todas esas actividades que hemos pospuesto a lo largo del año?

La postergación, es una tendencia a evitar o posponer de forma repetida aquello que percibimos como desagradable, tedioso o aburrido. Claro está que por dejar en un momento puntual algo para mañana, o para el último momento no debemos preocuparnos. ¡Todos lo hacemos! Pero si esto se convierte en algo habitual en nuestra forma de comportarnos, puede haber detrás un autoengaño, ya que actuar de este modo nos reporta beneficios. Aunque suene paradójico, al utilizar la postergación sin darnos cuenta, a pesar del beneficio inicial, a la larga nos resultará perjudicial. Postergando, evitamos muchas situaciones que nos pueden provocar ansiedad o inseguridad, y evitando esas situaciones podemos entrar en un círculo vicioso: dejamos cosas para más adelante, no las hacemos por el miedo o la ansiedad que nos generan, y al no hacerlas, seguimos perpetuando esa creencia del riesgo que conllevan, y seguiremos haciéndolo.

Entre los beneficios de postergar encontramos los siguientes:

  • Nos evadimos de las situaciones desagradables.
  • Evitamos totalmente un posible fracaso sorteando todas las actividades que implican algún riesgo. De esta manera nunca tendremos que enfrentamos con la desconfianza que tenemos de nosotros mismos.
  • Si seguimos postergando, seguiremos como estamos siempre. Y así, evitaremos cambios y los riesgos que éstos acompañan.
  • Al postergar algo podemos incluso lograr que otra persona lo haga por nosotros. Por tanto, se convierte en una manera de manipular a los demás.
  • Al no hacer algún trabajo podemos evitar el éxito. Si no triunfarnos, evitamos tener que aceptar la posterior responsabilidad que acompaña al éxito.

Detrás del problema de la postergación se esconde una predicción anticipada de la di­ficultad que implica dicha actividad y la satisfacción que provocaría su realización. Te dejamos a continuación unas recomendaciones para que te pongas en marcha y te digas: “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”:

 

  • En primer lugar, trata de dividir la actividad en pequeños pasos, de menor a mayor dificultad. Plantéate un objetivo razonable.
  • En segundo lugar, pronostica qué grado de dificultad conlleva la realización de ca­da paso (Escala del 1 al 10 donde el uno es mínima dificultad y 10 máxima dificultad).
  • En tercer lugar, pronostica qué grado de satisfacción se obtendrás con la realización de cada paso (1 -10).
  • En cuarto lugar, pon en práctica paso a paso la actividad, y valora la dificul­tad y satisfacción reales que has obtenido con la realización de dicha tarea.

Si sigues estos cuatro pasos, comprobarás que en la mayoría de las ocasio­nes, la tarea que llevabas tiempo retrasando no era tan difícil como imaginabas, y que llevarla a cabo te produce una satisfacción bastante superior a la que suponías. El resultado de esta comprobación es obvio: muchas veces el terror a ciertas actividades es infundada. Así que en marcha!!

capturita AGOSTO

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