Todos tendemos a valorarnos de una forma global. Si prestamos atención a lo que la gente suele expresar con personas cercanas oiremos expresiones que dicen cosas como” soy un tipo corriente”,”me gusta ser como soy”…Por eso hasta hace bien poco se medía la autoestima en términos globales. El instrumento más conocido y utilizado en muchas investigaciones ha sido el “Inventario de Autoestima”(1965) de Morris Rosenberg, un profesor de Sociología de la universidad de Maryland.
“Soy capaz de hacer las cosas tan bien como la mayoría de la gente”, “Tengo una actitud positiva hacia mí mismo….”. Después de leer esta y cada una de las afirmaciones la persona que lo hace ha de decidir entre si está “Totalmente de Acuerdo” o “Totalmente en desacuerdo”. Este podría ser un buen indicador a nivel general de cómo nos sentimos con nosotros mismospero la verdad es que no nos da información sobre cuales son los ingredientes que seleccionamos a la hora de autovalorarnoscada uno “¿Me asigno puntos porque soy el líder violento de la pandilla o porque creo que soy inteligente?” ¿Me resto puntos porque me veo con kilos de más y no consigo quitármelos o porque creo que no soy buena en las relaciones sociales?
Según demuestra Susan Harter, profesora de Psicología de la Universidad de Denver, las autovaloraciones que hacemos están basadas en una serie de características que seleccionamos cada uno. Entre las más frecuentes están los atributos físicos (apariencia) la inteligencia, la aptitud para relacionarnos con los demás, la competencia en los estudios, el éxito en el trabajo…
Todavía no se ha inventado un método para medir de manera objetiva el grado de autoestima de la gente, de momento el mejor método es preguntarnos ¿Cuánto me gusto?
Os lanzamos la siguiente pregunta… Si hay alguien que te cae mal o no te gusta como es ¿buscarías estar cerca de él? ¿Qué pasa entonces si ese que se cae mal o no se gusta es uno mismo?
Fuente “La Autoestima” Luis Rojas Marcos
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