El mes pasado, se celebró el Día Mundial de la Salud Mental, que se conmemora todos los 10 de octubre. Ese día se lanza una campaña que busca concentrar la atención mundial en la identificación, tratamiento y prevención de algún trastorno emocional o de conducta destacado para ese año.
El Día Mundial de la Salud Mental (#DMSM) se celebró por primera vez el 10 de octubre de 1992, día promovido por la Federación Mundial para la Salud Mental (WFMH) para poner el foco sobre las necesidades de las personas con problemas de salud mental. Desde entonces, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se une a la celebración y apoya esta iniciativa. Se pretende lanzar un mensaje de esperanza, inclusión y empatía, para que todo el mundo pueda aprender a conocer esta realidad y convivir junto con ella, sin temores ni prejuicios.
Según la Estrategia en Salud Mental, entre el 2’5 y el 3% de la población adulta tiene una enfermedad mental crónica, esto supone más de un millón de personas.
La ansiedad o la depresión son dos de las patologías mentales con un mayor índice de prevalencia en España, ya que afectan al 40 % de la población, según señala la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP).
La depresión constituye hoy en día uno de los principales problemas de salud por su alta prevalencia, incidencia y consecuencias. Entre el 8% y el 15% de las personas sufrirán depresión a lo largo de su vida. En la actualidad es una de las tres primeras causas de discapacidad en mundo, pero en 2030, según estimaciones de la Organización Mundial de Salud (OMS), se convertirá en la primera causa. Si vamos a las cifras en España, la depresión afecta al 4-5% de la población y el riesgo de padecer al menos un episodio grave a lo largo de la vida es mayor en mujeres que en hombres, en una proporción de casi el doble (16,5% vs 8,9%). En el año 2013 se registraron un total de 1.868.173 personas que sufrieron la enfermedad. El aumento de esta incidencia en nuestro país, y en Europa en general, se debe fundamentalmente a varios factores: el incremento de la edad media en la población, el nivel de estrés que invade nuestro día a día y al aumento de consumo de sustancias tóxicas y fármacos.
Por otro lado, según datos recogidos por la Agencia Española del Medicamento, desde el año 2000 hasta el 2013 las prescripciones de antidepresivos han aumentado en un 200%. Pero este aumento, han precisado los especialistas, no corresponde con los casos de depresión reales. ¿Quién no ha escuchado a algún conocido decir que toma alguna pastilla para los nervios, para dormir…? Por eso no es de extrañar que el pasado año la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) publicara un informe en el que solicitaba un mayor acceso al tratamiento psicológico y más especialistas de salud mental en los centros de Atención Primaria de nuestro país, ya que “los antidepresivos y tranquilizantes se prescriben en demasiadas ocasiones, a pesar de que el tratamiento de elección para la ansiedad y la depresión debe ser la psicoterapia”. Y es que somos espectadores en muchas ocasiones de la facilidad con la que se prescriben antidepresivos y ansiolíticos para momentos difíciles que toda persona atraviesa en algún momento de su vida en lugar de dotar de estrategias de afrontamiento y resolución de problemas.
Por ello, celebrando el día de la Salud Mental hemos querido poner de relieve la excesiva medicalización de nuestra vida diaria y recordar, como dice la Organización Mundial de la Salud, que los psicólogos somos una pieza clave en el tratamiento y en el cuidado de los enfermos mentales y sus cuidadores.