AMOR SÍ, CELOS NO

Terapia pareja

Captura Feb 2016

Todos en alguna ocasión puntual hemos sentido celos, bien sentimentales, profesionales o incluso de amistad. Se trata de una reacción a una amenaza de pérdida, sea o no real.

Hay celos fundados y otros totalmente erróneos, sin embargo, este tipo de conductas se consideran normal siempre y cuando sean eso, puntuales, que no supongan el centro de la vida, de lo contrario, estaríamos hablando de celos patológicos.

Cuando hablamos de celos, no estamos hablando de un solo sentimiento. Los celos son un conjunto de sentimientos y actitudes, que surgen cuando creemos que podemos perder algo muy importante para nosotros (amor, imagen social, profesional, poder, etc.) Se dan cuando percibimos que nuestra pareja, amigos, familiares, jefe, etc. le da a otras personas, lo que queremos sólo para nosotros, amor, tiempo, compañía, atención…

Es cierto que existen diversos tipos de celos además de los sentimentales, por ejemplo, los profesionales o incluso, los infantiles (por ejemplo cuando llega un nuevo hermanito/a). Pero sin duda, son los celos de pareja los más destructivos porque pueden llegar a ser insoportables y arruinar la vida del celoso y de su pareja.

Estos celos de pareja, surgen cuando una persona cree, que su relación está siendo amenazada. Esta amenaza puede ser real o imaginaria y algunas de las emociones que pueden acompañarlos son el miedo, enojo, envidia, dolor, odio, desconfianza… Bajo esta problemática generalmente encontramos personas con una baja autoestima (aunque parezca lo contrario), con dificultad para valorarse a sí mismo, puede que incluso con pérdidas afectivas en la infancia ocasionadas por padres poco valorativos de las virtudes de los hijos, muy exigentes y muy críticos o patrones afectivos mal aprendidos o modelos poco útiles para seguir.

Tener celos es normal, la persona quiere ser única y le duele no serlo para el otro. El problema realmente viene cuando se convierten en la única forma de obtener autoestima. Esto es, cuando la persona no conoce otra manera de sentir que vale si no es sintiendo que vale para el otro.

La dificultad está en la pérdida de autoestima que ha sufrido esta persona y que le hace verse como poco merecedor de cariño o aprecio. En su pensamiento suele haber ideas del tipo”, “no valgo para nada”, “nadie puede quererme porque soy un perdedor”,”por qué me quiere mi pareja si no valgo para nada”, “seguro que me está engañando”…

Esta problemática es más profunda de lo que parece en un primer momento, pues no se trata de un individuo que sólo piensa en él, sino que subyace un verdadero problema emocional que necesita tratamiento y reaprendizaje. Los celos o el control de la pareja, junto con la dominación son dos de las manifestaciones más habituales de la violencia contra la mujer, y la vía de inicio de maltrato psicológico y físico, por lo que son comportamientos que no deben ser aceptados.

La terapia o trabajo está encaminada principalmente a dos objetivos. Primero, a terminar con las sospechas irracionales de infidelidad, es decir, “a cambiar los pensamientos irracionales de que la pareja va a ser infiel”. Y, segundo, a modificar aquellos comportamientos orientados a verificar las sospechas: seguir a la pareja, controlar el móvil, leer sus mensajes, etc. No podemos olvidar que detrás de los celos patológicos normalmente, se esconde un sentimiento de inseguridad y de inferioridad que debe abordarse en profundidad.

Un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) publicado en 2015 ofrece cifras preocupantes en cuanto a este último tipo de comportamientos: hasta una tercera parte de jóvenes de entre 15 y 20 años (tanto varones como mujeres) consideraba normal ejercer un control sobre su pareja en cuanto a horarios, las relaciones con sus amistades o su familia. Un control que se extiende a temas como los estudios o el trabajo, o incluso a decirles lo que pueden o no hacer.

Por eso queremos cerrar diciendo que “Los celos son el humo, pero no el fuego” y que siempre y cuando sea posible, si estos comportamientos se presentan, se recomienda durante el proceso de terapia, la implicación del otro miembro de la pareja para mejorar las habilidades de comunicación y aprender estrategias de resolución de conflictos que permitan conseguir una convivencia en armonía.

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