Estilos educativos

Niños

Últimamente recibimos en consulta a padres que nos piden recomendaciones sobre problemas concretos con sus hijos. En algunas ocasiones nos consultan sobre problemas de comportamiento (rabietas, conductas desafiantes) otras veces sobre problemas con los estudios, o sobre dificultades en las relaciones sociales…

Nuestra labor suele dirigirse sobre todo a hacer conscientes a los padres sobre cuáles son sus estilos educativos. Como padres, lo que define nuestro estilo educativo es la forma que tenemos de ejercer la autoridad. Está íntimamente relacionado con nuestra forma de resolver los conflictos o de tomar decisiones respecto a situaciones cotidianas.

Este artículo va dirigido a aquellos padres y madres que quieren saber un poco más sobre sus pautas de crianza.

Distinguimos cuatro estilos parentales o de crianza, siguiendo dos dimensiones observables en el comportamiento de los padres con sus hijos: calidez/frialdad y exigencia/permisividad. Para cada estilo de crianza se esperan unos resultados en el desarrollo de los hijos con mayor probabilidad que otros. A continuación los comentamos.

Estilo Permisivo: Permisivos y cálidos.

Los padres controlan poco a sus hijos, les exigen poco. Permiten a los hijos tomar decisiones antes de tiempo, les dejan organizarse en el día a día como prefieran. No se ven obligados a cumplir horarios o realizar tareas domésticas. Son padres muy comunicativos y afectuosos, pero que no tienen la capacidad de influir sobre el comportamiento de los hijos, suelen ser desorganizados en el ámbito doméstico y en la disciplina familiar.

Los hijos tendrán probablemente alta autoestima, pero serán inmaduros y rebeldes. Esto les hace poco competentes socialmente, porque no saben controlar sus impulsos y deseos inmediatos. Serán vitalistas y sociables, pero también muy exigentes y dependientes de los adultos.

Estilo Inhibicionista: Permisivos y fríos.

Los padres expresan muy poco afecto, son poco comunicativos y apenas controlan lo que hacen sus hijos. No mantendrán el esfuerzo necesario para establecer reglas familiares y hacerlas cumplir, tampoco insistirán en las reglas de comportamiento social. En casos extremos puede llegar a ser una forma de maltrato infantil caracterizada por la negligencia. Afecta negativamente al desarrollo.

Los hijos tendrán probablemente pobre autoestima, poca competencia social y dificultad para controlar sus impulsos y respetar las normas. Pueden ser emocionalmente inestables y tener problemas de conducta. La falta de implicación en la paternidad tiene efectos negativos, los hijos desarrollan peor sus capacidades emocionales, cognitivas y sociales, pueden llegar a mostrar comportamientos antisociales en la adolescencia.

Estilo Autoritario: Exigentes y fríos.

Los padres controlan mucho a los hijos, les exigen mucho y muestran poco afecto. Dan mucha importancia a la obediencia, no escuchan a los hijos si no hacen lo que ellos quieren. No admiten que se les cuestione. Utilizan la fuerza y los castigos para que los niños obedezcan. No permiten que los hijos se expresen ni muestren su independencia.

Los hijos tendrán poca autoestima y no serán socialmente competentes. En la etapa preescolar suelen ser niños ansiosos, introvertidos e infelices. Serán más impulsivos y agresivos, obedecerán pero no por un deseo de colaborar y tolerarán mal la frustración.

En la escuela es probable que tengan buenos resultados.

Estilo Responsable: Exigentes y cálidos.

Los padres son afectuosos y comunicativos, al mismo tiempo que exigen y controlan a sus hijos. En cada momento madurativo de los hijos les exigen lo que son capaces de hacer y establecen límites adecuados, insisten en la obediencia. Escuchan a los niños, les permiten participar en las decisiones familiares. Respeta a los hijos.

Los hijos tienen probablemente buena autoestima, un estado de ánimo optimista y alegre. Tienen competencia y habilidad social, autocontrol y autonomía. Los chicos muestran habilidades para la amistad y la cooperación, las chicas para la independencia y el deseo de dominar nuevas tareas. Aprenden a encontrar recompensas a largo plazo, están motivados en sus tareas. En los años preescolares estos niños tienen mejores habilidades emocionales y sociales.

 

Aunque estos estilos no son puros, es decir, podemos tener dificultad para situarnos en uno u otro estilo, sí nos dan una idea de las consecuencias que determinados comportamientos parentales pueden tener en los hijos.

Os invitamos a que hagamos un poco de reflexión sobre esto, dado que estos estilos, unidos al temperamento de partida del niño, dan como resultado diferentes formas de comportamiento que son a veces espejo y reflejo de nuestra propia manera de relacionarnos con ellos.  En conclusión, los estilos educativos condicionarán la manera de ser de nuestros hijos y su forma de relacionarse con los demás.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *