Mujer y conciliación ¿Es posible?

¡Buenos días y feliz inicio de semana a todos! Ánimo y a por ese lunes.

Hoy os traemos otro artículo que nos han publicado en la Revista El 29.
“Mujer y conciliación ¿es posible?”

Respira hondo…..sonríe. Sabemos que no es fácil, nadie dijo que lo fuera. Compaginarlo todo (casa, niños, trabajo -aquellas afortunadas que lo tienen-) y al mismo tiempo mantener una sonrisa. El día tiene 24 horas y parece que de estas  convendría sacar algo de tiempo para nosotras mismas. Según una reciente encuesta del “Club de MalasMadres” (www.clubdemalasmadres.com), parece que sólo dedicamos 54 minutos de media al día de tiempo libre para nuestro autocuidado, pero a nosotras hasta este dato nos sorprende.Capturagabinete

¿No será que cuando definimos a esta mujer del siglo XXI estamos pensando en esa mujer cuasi perfecta que es indispensable para la familia? Las mujeres queremos hacerlo todo y ¡hacerlo todo bien! Todo requiere esfuerzo, sacrificios y desafíos.

Desde el Gabinete de Psicología La Minilla, queremos potenciar una mujer que acepta su retos de manera sana, que no se conecta con la culpa porque no se ve siempre imprescindible, una mujer que comprende que el autocuidado es necesario para dar de sí lo mejor a sí misma y a los demás.

Muchas mujeres a diario se ven desbordadas por la cantidad de actividades que tienen que realizar, hasta ahí ¡bien! El problema viene al no poder realizarlas todas o bien al no hacerlas tan perfectas como les gustaría. El perfeccionismo que las mujeres nos auto-exigimos muchas veces,  no se corresponde con la realidad. Nada en este mundo es perfecto, lo cual no es ninguna cosa desastrosa, simplemente una cosa normal. Buscar de manera constante la perfección y sentir un malestar asociado al no lograrlo constituye lo que en psicología denominamos una idea irracional. El perfeccionismo y la alta auto-exigencia conducen siempre al mismo resultado: la frustración, la decepción, y en algunos casos a la depresión.

¿Quién no ha sentido culpa en algún momento de su vida? Cuando como consecuencia de no haber alcanzado nuestras metas tenemos sentimientos de frustración y decepción, tendemos a perder valor ante nuestros propios ojos, nos respetamos menos y sin embargo, nuestro objetivo personal debería ir encaminado a tener una sana autoestima y un concepto resistente y positivo de nosotras mismas.

El tener éxito en nuestras actividades (ya sean cuidar de nuestra familia, nuestro trabajo, conciliar entre estas dos, encontrar tiempo para la pareja, y para una misma!!) no va ligado al valor personal; cuando conseguimos hacer todo aquello que nos hemos propuesto en un día o una semana particular nos sentimos mejor, capaces, pero eso no significa que seamos mejores personas, ni mejores madres, esposas, hijas… Parece razonable disfrutar de las actividades y no sólo fijarnos en los resultados sino disfrutar también del camino ¿Dónde está escrito que hay que hacerlo “todo” bien? ¿Qué pasa si no te gusta cocinar? ¿Y si te gusta más la clase de yoga que hacer la compra? ¿Si quieres salir pronto del trabajo para llegar pronto a casa y estar con tu familia y no seguir calentando la silla a ojos del jefe? ¿Qué pasa si ser la madre perfecta no es tu aspiración? ¿Por qué tanto malestar?  ¿Te has planteado que no tenemos que gustar a todo el mundo?

Vivimos en una sociedad donde prima la rapidez, la inmediatez y donde parece que tenemos que aprovechar el tiempo. Esto nos remite a un valor de utilidad y acción permanente donde poder pararse a reflexionar es difícil. Los adultos somos modelos de conducta para nuestros hijos y las generaciones venideras habrán visto cómo sus madres /tías / profesoras se han sobrecargado y viven en un constante estado de estrés, de no llegar a todo y de no llegar como les gustaría.

Por eso en este momento que estás leyendo estas líneas, párate a pensar qué porcentaje de tu tiempo diario dedicas al trabajo, a la familia (hijos, padres, hermanos), a tu pareja, al ocio y a ti misma.  ¿Tienes la sensación de que casi siempre estás en demasiadas guerras a la vez y con demasiados frentes a los que atender? Lo que suele ocurrir tras esto, es la sensación de no llegar adecuadamente a todo y de ser así, no disfrutarlo. ¿Has averiguado ya a qué le dedicas más energía? ¿Crees que esa energía extra podrías dedicarla a otra cosa? ¿Qué porcentaje te dedicas a ti? ¿Cuántos minutos al día dedicas a pensar, a reflexionar, a tomar aire, a darte un paseo, a tomar un café con una amiga, a ver si puedes ir o no a la peluquería o a escaparte a mirar unas tiendas? Merece la pena tomar un tiempo cada día para nosotras, ya que eso redundará en un mayor bienestar nuestro que se verá reflejado en cómo somos con los demás. Estaremos más dispuestas, con un mejor auto-concepto y no tendremos ese cargo de conciencia tan habitual de “malas madres”.

Este artículo, hemos querido dedicarlo a la mujer y es que entendemos que somos nosotras, las que tenemos mayor tendencia a mostrar este patrón, siendo capaces  incluso de renunciar a nuestro propio espacio.

Os dejamos aquí el enlace ( Página 7):


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