El cuerpo es la parte más cercana, más externa, incluso la más visible de nosotros y de quienes somos. Una cosa es la apariencia física y otra distinta la imagen corporal; podemos encontrarnos con personas con una apariencia física lejos de los cánones de belleza que pueden sentirse bien con su imagen corporal y al contrario, personas socialmente evaluadas como guapas pueden no sentirse así. La imagen corporal no se refiere a cómo nos ven los demás, tampoco es sólo la fotografía interna que tenemos de nosotros mismos, ni es sólo lo que pensamos de nuestro aspecto. La definición clásica de imagen corporal es la representación del cuerpo que cada persona construye en su mente. J.C. Rosen (1992) señaló que la imagen corporal es un concepto que se refiere a la manera en que uno percibe, imagina, siente y actúa respecto a su propio cuerpo. Contiene tres aspectos: un componente perceptual (las medidas que atribuimos a nuestro cuerpo), otro componente subjetivo (pensamientos, sentimientos y valoraciones que nos provoca nuestro cuerpo, principalmente nuestro tamaño corporal, el peso…) y por último un componente conductual (qué hago en función de cómo percibo mi cuerpo y cómo me siento con él – por ejemplo, ponernos ropa más ancha para disimular la barriguilla, pesarme diariamente para ver si bajamos de peso, no ponernos en bikini…).
Nuestra imagen corporal se va formando a lo largo de nuestra vida y hay unas etapas más críticas debido al propio proceso natural de crecimiento y envejecimiento; en la adolescencia, la preocupación por la imagen es mayor. En esa etapa, se necesita un mayor reconocimiento externo y se busca la seguridad en nuestro ambiente más próximo (padres, hermanos mayores, amigos/as…). La imagen corporal depende en gran medida de nosotros mismos, pero también se ve influenciada por lo que otras personas de nuestro entorno nos dicen. A menudo recibimos mensajes, explícitos e implícitos, de familiares y amigos sobre nuestro cuerpo. Por otra parte, los medios de comunicación y las redes sociales también nos envían mensajes sobre la importancia de la imagen y el culto al cuerpo, a menudo mensajes con una influencia muy negativa en el desarrollo de nuestra imagen corporal, mostrando ideales de belleza irreal o inalcanzable. A medida que nos hacemos mayores, y vamos envejeciendo, también cambiará nuestra imagen corporal.
La insatisfacción corporal es común en una sociedad que ensalza la belleza, la juventud y la salud. Muchas personas tienden a preocuparse extremadamente por su imagen corporal y esto les causa sufrimiento emocional e interfiere en su vida diaria.
No podemos cambiar nuestro cuerpo por otro, pero si podemos mejorar cómo nos vemos. Si crees que estás insatisfecho/a con tu imagen corporal, te recomendamos que hagas una lista de cosas positivas de ti mismo/a que no tengan nada que ver con el físico, que trates a tu cuerpo con respecto y amabilidad, y que te rodees de personas que te respeten y te hagan sentir cómoda. Lo importante es cómo nos sentimos con nuestro propio cuerpo, no cómo es nuestro cuerpo en realidad.